El pesimismo y la tristeza enferman cuerpo y alma. Por muy negativamente que veamos la vida nuestra y de nuestro mundo, "nuestros nombres están inscritos en el cielo". Que esa esperanza sea la que nos tenga interiormente sanos y alegres. (Padre Manolo Morales o.s.a)
Podemos filtrar la realidad a través de dos tipos de lentes, la del optimismo o la del pesimismo. La realidad no es inmutable, sufre la influencia de nuestro estado de ánimo y de nuestra forma de enfrentarla.
Debemos ser optimistas, pero sin caer en la euforia.
Optimista es quien sabe levantarse después de cada caída, quien siempre recomienza.
Ser optimista es ser como un deportista que, después de una derrota, intensifica el entrenamiento y se prepara para la próxima competencia.
Ser optimista es mirar los fracasos como una experiencia de aprendizaje, es saber mirar más allá del dolor, más allá de las dificultades y creer que todo obstáculo puede convertirse en un trampolín.
Si tenemos la mirada fija en una meta, venceremos todos los temores. Miremos a Jesús en la cruz y veremos en él la victoria sobre el dolor y la muerte. No fue la muerte la que triunfó, sino la resurrección.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento