Es el arte de acompañar, escuchar, aliviar, ponernos en la piel del otro; con respeto, sin invadir su "terreno" ni pretender ahorrarle la prueba que tal vez debe vivir para madurar y crecer. Nunca podremos pedalear en la bicicleta del otro. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Hacerse prójimo de cada persona es hacer el papel de buen samaritano, es ser sensible al sufrimiento del otro sin hacer distinciones. De hecho, el samaritano socorrió a un hombre herido que históricamente pertenecía al pueblo enemigo.
Hacerse prójimo es amar intencionalmente a Dios, hacerse instrumento suyo para llegar a todos, es dejarse guiar por su lógica, por su inmenso e insuperable amor, siendo sus brazos que sostienen y levantan al caído, sus manos que acarician al angustiado, su voz que calma el dolor y da consuelo al desesperado.
Hacerse prójimo es ser justo, solidario, amigo, hermano. Es ser portador de paz y constructor de un mundo unido.
El amor de Dios enjuga nuestras lágrimas, convierte la tristeza en alegría y trae el cielo a la tierra. Seamos sus instrumentos en este día.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento