Para liberarnos de la ansiedad y mantener la serenidad, es bueno recordar cada día la máxima ignaciana: "haz las cosas como si todo dependiera de ti, y confía en Dios como si todo dependiera de Él." (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Siempre debemos hacer nuestra parte. Sin embargo, la seguridad del éxito está en la fe que va más allá de las capacidades humanas, asociada a una buena dosis de humildad.
La preparación y la capacitación son esenciales para el éxito, pero la entrega total en las manos de Dios anticipa la meta como una certeza de que se hará lo mejor, aunque no sea lo que inicialmente imaginamos.
La vida, los proyectos, el trabajo cotidiano: entregar todo en sus manos para que Él haga de nuestra poca capacidad una obra maestra, de nuestros límites una victoria real y de nuestras falsas esperanzas una fe auténtica.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento