Las puertas, no la ventana ni la mirilla. Abrirle por entero el corazón no es admitir a ciegas sus convicciones y sus maneras de ser y actuar, sino ver y amar la imagen de Dios que lleva impresa y le hace hermano/a mío/a. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Para abrir las puertas al prójimo, tenemos que cerrar algunas puertas que se abren sólo para nosotros.
Cerrar las puertas del egoísmo y abrir las puertas de la comunión con todos; cerrar las puertas de la indiferencia y abrir las puertas de la solidaridad con quienes sufren; cerrar las puertas de la autorreferencia y abrir las puertas de la valoración de los demás, etc.
Abrir las puertas de nuestro corazón para acoger a todos sin distinción; para acoger al que es diferente a nosotros, a los de otra nación, a los de otra religión; acoger el sufrimiento del otro como si fuera nuestro.
Abrir las puertas al prójimo, porque en él está Jesús que llama y quiere entrar, quiere estar con nosotros.
Abrir las puertas de nuestro corazón al amor hasta que seamos transformados en él.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento