Si me hace sufrir la división y en el fondo del alma siento el atractivo de la unidad y la armonía en toda relación humana, es porque soy hijo/a de Dios. Y es mi tarea. Quien divide le está haciendo el juego a Satanás. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Es natural que nos agrupemos en base a intereses comunes, por afinidad de comportamientos. El espíritu asociativo que tenemos es justificable. Lo que nunca podrá existir es el principio de exclusión.
El principio que se opone a la exclusión, y que podemos desarrollar cada vez más, es el principio del amor mutuo.
Un grupo que vive en el amor mutuo, elimina la exclusión respetando las diferencias que hay en su entorno y se abre a los demás fuera del círculo del grupo.
Incluso cuando existe la unidad más cohesiva entre nosotros, la diversidad se puede mantener sin prejuicios en las relaciones. La distinción puede existir y mantenerse, pero nunca la división.
Vivamos el mandamiento del amor: "Ámense los unos a los otros como yo los he amado" (Jn. 13,34), para que toda división sea superada.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento