No hacerlo es como "irme de casa", empeñarme en vivir por cuenta propia, dejar de contar con Él, de amarlo y sentir que me ama. Aun así, Él me seguirá siempre buscando. ¿No es eso lo que hacen un padre y una madre? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
“Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes.” (Jn. 15,4)
A lo largo del capítulo 15 de Juan, Jesús nos enseña cómo vivir el amor mutuo, el mandamiento nuevo.
Amándonos como Él nos amó, estaremos unidos a Él, así como los sarmientos están unidos a la vid.
Este permanecer en Dios nos fortalece en la fe, porque experimentamos su presencia en nosotros y entre nosotros.
Permanecer en Dios nos trae la vida del Paraíso; experimentamos una alegría que el mundo no conoce y que nadie puede anular de nuestro corazón.
Permanecer en el amor mutuo permite una mayor cercanía e intimidad con Dios. Todo lo que le pidamos a través de Jesús que está presente entre nosotros, Él nos atenderá.
Permanecer en Dios, en el amor mutuo incondicional, nos hace uno con Él. Así como Jesús lo pidió.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento