Hablan mis ojos, mis manos, mis gestos...; soy una palabra aun sin abrir la boca. Pero solo cuando escucho a Dios y hago en cada momento lo que Él dice, Dios la pronuncia en mí, y no suena hueca y vacía. Soy su Palabra. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Cristo es la Palabra encarnada.
Pablo vivió la Palabra tan intensamente que se transformó en ella. Por eso afirma que ya no es él quien vive sino Cristo.
Éste debe ser el testimonio de todo cristiano: ser la Palabra viva.
Cuando tratamos de vivir el Evangelio, poco a poco cambiamos nuestra mentalidad. Adquirimos la mentalidad que Jesús trajo a la tierra y que la lógica humana no puede explicar.
Poco a poco vamos transformándonos hasta convertirnos en testimonio vivo de la Palabra. Ella pasa a ser nuestro estilo de vida.
La Palabra purifica nuestra cultura, nuestras costumbres y nuestros hábitos.
Cuando nos proponemos practicar la Palabra en todos los ambientes, en todas las situaciones y en todo momento, nosotros somos la Palabra.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento