La alegría, cuando es fruto de una vida basada en el amor, casi exige ser compartida, donada a los demás. No puede ser objeto de deleite egoísta.
La idea de experimentar la alegría para compartirla refleja un acto de generosidad.
Cuando cultivamos la alegría dentro de nosotros, ésta se vuelve contagiosa y se irradia a quienes nos rodean. Es como una llama que enciende otras sin consumirse jamás ni disminuir su propia luz.
La alegría compartida se multiplica y crea recuerdos que nos sostienen en los momentos oscuros de la vida.
Gestos de bondad, expresar gratitud, ofrecer nuestro tiempo, hacer pequeñas sorpresas, contagiar entusiasmo, compartir buenas noticias, contar historias divertidas o simplemente mostrar alegría sincera en momentos especiales.
Cada acto, por más pequeño que parezca, tiene el potencial de crear un efecto de avalancha de alegría a nuestro alrededor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nacimiento
Entrada principal
PALABRA DE VIDA AGOSTO 2025. «Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Lc 12, 34).
El evangelista Lucas refiere esta enseñanza de Jesús y nos lo muestra con sus discípulos camino de Jerusalén, hacia su Pascua de muerte y re...
-
Ha sido un persona con una ternura especial... una persona que amaba...una persona que deja una huella que no se borrará jamás para los qu...
-
EL GEN ROSSO - INTERNATIONAL PERFORMING ARTS GROUP nace en 1966 en Loppiano, una pequeña localidad en las colinas toscanas, cerca de Flore...
-
Oración de Chiara Lubich: Te quiero no porque he aprendido a decírtelo, no porque el corazón me sugiera esta palabra, tampoco porque la fe m...