Hay acontecimientos que obligan a cambiar de vida. Que Dios-hombre sea crucificado, muerto y sepultado... ¿me afecta personalmente? ¿Tendré, entonces, la valentía de dejar mi fe rutinaria y tomarme en serio mi relación con Dios? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
“No se haga mi voluntad, sino la tuya.” (Lc. 22,42)
Jesús pronunció esta frase durante la oración que hizo en el Huerto de los Olivos. Fue un gran acto de valentía, una actitud de obediencia extrema, pero sostenida por una confianza también extrema en el amor del Padre.
Trato de repetir esta frase en muchos momentos de mi vida. No con actitud de resignación delante de lo inevitable, sino como adhesión al proyecto que Dios tiene para mí, asumiendo todas las consecuencias que vendrán después de ese “Sí”.
Esta frase me ayuda a tomar decisiones valientes, a elegir sólo lo que le agrada Dios, dándome la garantía de estar en su voluntad que es fuente de alegría y resurrección.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento