Tal vez no esté lejos de nosotros esa persona y nos corresponda detectar su soledad. Se tratará de acercarle humildemente nuestra llama para reanimar la suya. Que también él o ella han sido creados para el amor y la felicidad. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Debemos estar con estas personas en sus angustias, conocer sus sueños y deseos, hacerlas sentir que existen y que estamos presentes en sus vidas. Esto se puede hacer incluso a la distancia.
Alcanzar sus silencios con nuestro silencio, tocar tus corazones con nuestro corazón y no sólo con palabras.
Vivir su vida con ellas, “hacerse uno” en la alegría y en el dolor.
No esperar que la otra persona se haga presente en nuestra vida, sino tomar la iniciativa.
Cuando el amor está presente, la soledad no existe.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento