Por nuestra propia iniciativa solo podemos hacer cambios aparentes y superficiales en nuestra vida. Ya con la ayuda de Dios, podemos tener cambios profundos, cambios en nuestro interior, más radicales y vitales.
Con la ayuda de Dios podemos renacer en el Espíritu, podemos tener una nueva vida.
Este renacer no significa que seremos perfectos como por arte de magia. Significa que, a pesar de nuestras debilidades, la gracia de Dios se manifiesta en nosotros.
Para obtener la gracia del cambio, debemos pedir insistente y constantemente Su ayuda.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento