El tiempo y un poco de humildad y paciencia, hacen que dejemos atrás muchos juicios precipitados y muchas barreras entre nosotros. Dios va curando así las estrecheces de nuestra mente y nuestro corazón. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Quien ama acoge con alegría y se pone al servicio.
El mejor ejemplo de acogida sin reservas es la del padre en la parábola del hijo pródigo (Cf. Lc. 15,11-32). El hijo gastó su herencia desordenadamente, además de haberla exigido antes de tiempo. Pero el padre lo recibió con un abrazo, con ropa limpia, sandalias en los pies, un anillo en el dedo y una gran fiesta. Ya no importaba su error, importaba que él había regresado.
Acojamos con amor, sin exigencias ni condiciones, a todos los que hoy vienen a nuestro encuentro.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento