¡Cuánto bien hace, apenas amanece, mirar adonde Dios y su Madre miran! Quienes sufren - sus preferidos- nos curan de idealismos, recuerdan nuestra común fragilidad y ensanchan el amor y la plegaria a la medida del mundo entero. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Cuando reconocemos el rostro de Jesús en las personas que están sufriendo, el impulso de ayudarlas va más allá de nuestras limitaciones y somos capaces de hacer todas las obras de misericordia contenidas en las citas de Mateo.
Será sobre ellas que seremos interrogados cuando nos encontremos cara a cara con Jesús.
Ser sensibles al sufrimiento de los demás es tener un corazón compasivo y misericordioso, que se asemeja al corazón de Jesús. Por eso, cuando estemos delante de Él, seremos reconocidos como sus hermanos, como benditos y bienaventurados.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento