Es una práctica interior, necesaria, para "conducirnos" debidamente, porque asomará la impaciencia cuando no consigamos controlar el "vehículo". Pero ¿olvidaré que el "vehículo" soy yo, con virtud y con límites? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
La paciencia es una virtud que trae muchos beneficios en nuestra vida.
Evita las acciones precipitadas que pueden causar daño y no traen ningún éxito como resultado.
Previene el desgaste físico y emocional, y nos ayuda a tener el discernimiento para actuar en el momento adecuado, para hacer una cosa a la vez, sin prisas, estableciendo prioridades y no urgencias.
A un amigo mío le gusta repetir una frase que me parece muy apropiada: “No hay urgencias, hay gente con prisa.”
Hay que tener paciencia con las personas, aceptando sus límites, pues cada uno de nosotros tiene sus límites.
Tener paciencia es tener un estilo de vida saludable, es mantener la paz interior, es saber esperar, es no perder nunca la esperanza.
Cada cosa tiene un tiempo determinado y hay tiempo para todo en esta vida.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento