Son días para recapacitar: ¿por qué Dios -hecho histórico innegable-viene a hacerse un hombre como nosotros? ¿Será que lo necesitamos? ¿Pueden, entonces, construirse nuestra vida y nuestras sociedades sin Él, sin confiar en Él? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
El amor de Dios nos da seguridad y consuelo.
Es un amor previdente y providente; es decir, Dios prevé todas las situaciones y manifiesta su Providencia para atender nuestras necesidades y suplir todas nuestras carencias materiales y espirituales.
No hay nada más reconfortante que saber que nuestra petición será concedida. A veces, no exactamente lo que pedimos, pero siempre, lo que realmente necesitamos.
Dios no nos pide nada a cambio. Él sólo enseña que al amor se responde con amor.
Sucede infinidad de veces que nuestra petición no es lo que Dios quiere para nosotros. Y aquí entra en juego la confianza total en su amor: saber que Él no siempre nos da lo que le pedimos, sino que siempre nos da lo mejor para nosotros.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento