¿No evitaremos así concentrarnos en exceso, insanamente, en nosotros mismos? ¿Podríamos formular, entonces, el sabio mandamiento divino así: concéntrate en el amor al prójimo como te concentras en el amor a ti mismo? (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Concentrarse en el amor al prójimo nos lleva a vivir una vida de empatía y servicio. Es una visión que nos inspira a cuidar de los demás, escuchar sus necesidades y ofrecerles ayuda y apoyo.
Aparentemente puede ser simplemente filantropía, pero en realidad, el amor por los demás promueve la justicia y la igualdad y puede transformar vidas.
El amor al prójimo se puede expresar de muchas maneras: estando presentes en la vida de las personas de modo concreto, atentos a sus reales necesidades; siendo generosos y desinteresados, pacientes y comprensivos; buscando oportunidades de voluntariado o promoviendo la inclusión social.
El amor al prójimo va más allá de nuestro lado racional y usa el lenguaje del corazón.
Cuidar del prójimo es cuidar de uno mismo, porque esa es su medida: como a uno mismo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento