Como el sol en días grises "batalla" con las nubes para asomarse, iluminar y calentar, así nuestra razón necesita "pelear" a veces con nuestros sentimientos para ver con claridad lo que nos conviene, es bueno y es voluntad de Dios. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
El discernimiento es una habilidad esencial para nuestra vida diaria. Implica la capacidad de percibir la diferencia entre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, lo verdadero y lo falso. No se trata sólo de juzgar situaciones o tomar decisiones, sino también de comprender los contextos y los matices de las situaciones. Y, para los que creen, confiar en las inspiraciones del Espíritu Santo.
Comprender los propios valores, creencias y predisposiciones. Saber qué valoramos y qué buscamos en la vida puede ayudarnos a orientar nuestras elecciones.
Es importante saber analizar y pensar criticamente sobre las informaciones recibidas, cuestionar suposiciones, examinar evidencias y considerar diferentes puntos de vista. El conocimiento es poder cuando se trata de discernir.
El discernimiento es como un músculo; Cuanto más lo usamos y ejercitamos, más fuerte se vuelve. Es la forma en que vemos e interactuamos con el mundo que nos rodea.
Abrazos,
Nacimiento de Apolonio Carvalho