Con tacto y discreción; sin invadir su mundo interior. Que nuestro ofrecimiento de ayuda sea luz respetuosa que alivia y sosiega y no abruma, que genera confianza y despierta la disposición a madurar y crecer juntos. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Cuando ayudamos a alguien a llevar una carga, no sólo estamos ofreciendo nuestro tiempo y energía; Estamos compartiendo nuestra humanidad.
Las personas llevan distintas cargas, ya sean emocionales, físicas o mentales, y el simple acto de ofrecer un hombro amigo o una palabra reconfortante puede marcar la diferencia.
Además, al aliviar las cargas de los demás, aprendemos más sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea.
Este gesto de amor y solidaridad nos enriquece y nos hace más generosos y comprensivos.
En esencia, cada pequeña ayuda que ofrecemos a los demás es como un rayo de luz que ilumina su camino, pero también ilumina el nuestro, porque un día podemos encontrarnos en la misma situación. Y la luz del amor entregado seguirá con nosotros.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
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