Si Dios hecho hombre "se abaja" ante sus discípulos para lavarles los pies, y su corazón tiene un sitio preferente para los pobres, ¿puedo yo sentirme exceptuado de esa "preocupación" porque mi vida tenga opciones más importantes? (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Ayudar a los necesitados no es sólo un acto de caridad, sino una responsabilidad social y un llamado moral. La conciencia de que todos estamos interconectados hace que la idea de cuidarnos unos a otros sea aún más significativa.
Cuando miramos a quienes necesitan ayuda, vemos la fragilidad humana que todos compartimos.
Al extender la mano a aquellos que se encuentran en situaciones vulnerables, estamos construyendo una sociedad más justa.
Sentir la gratitud de aquellos que reciben nuestra ayuda nos enriquece emocionalmente, creando un ciclo positivo de bondad y generosidad.
No se trata de obtener reconocimiento o validar nuestra autoimagen, sino de querer genuinamente hacer una diferencia en la vida de los demás. Es un ejercicio de amor incondicional por cada prójimo que encontramos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nacimiento