Y "hacerlo bien", cada día mejor. El amor a los demás, sincero y humilde, nos va señalando el bien que Dios quiere, el que edifica y perdura. ¿No es estimulante que las personas buenas sigan hoy, más allá del tiempo, haciéndonos el bien? (P.M.)
Puedo hacer el bien en la vida diaria.
Rezar, difundir buenas noticias, valorar las cualidades de las personas, prestar atención a quienes están a mi lado, fomentar las buenas iniciativas; es decir, puedo unirme a la fuerza del bien.
Hago el bien cuando soy paciente, tolerante, pacífico; cuando no juzgo y no discrimino; cuando tengo la conciencia de que mis actos me conectan con todas las personas. El simple hecho de tirar un pedazo de papel en el basurero desencadena el bien al medio ambiente, para las personas que frecuentan ese lugar, para los profesionales de la limpieza, para los recicladores, para la industria de reciclaje. Y todo vuelve a mí directa o indirectamente.
Además, el bien que hago, lo redescubro en Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento