Querer el bien de los demás. Con hechos. Esa es la dirección correcta, fuente de alegría, de vida sana y común. En cambio, "conducir" la vida solo pendiente de uno mismo es insano y causará siempre "accidentes" en la convivencia. (P.M.)
Ser benévolo es tomar la iniciativa en el amor, es amar a todos sin hacer distinción entre las personas, es amar al otro como a él le gustaría ser amado, es amarlo como a uno mismo, es reconocer la presencia de Dios en él a pesar de sus faltas; es decir, es saber perdonar.
Cuando hacemos el bien con pureza de corazón, nuestra acción se une a la acción de Dios y comienza a ser parte de toda la carga de bien que existe en el universo, teniendo efectos inimaginables.
Ser bondadoso con todos nos hace estar siempre a lado del bien.
No nos preocupamos si el otro merece o no ser amado. El bien que hacemos nunca se pierde, porque Dios lo recibe como si se lo hiciéramos a él.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento