El
Movimiento de los Focolares, es uno de los muchos carismas que el Espíritu
Santo suscitó en el siglo XX.
Su iniciadora es Chiara Lubich (1920-2008). Con ella y sus primeras
compañeras y compañeros, en 1943 en Trento (Italia), durante la segunda guerra
mundial, surge, una corriente de renovación espiritual y social. Siempre
acompañados por el arzobispo de Trento, y tras una larga historia de estudio
por parte de la Iglesia, es aprobada su obra en 1962 con el nombre oficial de
Obra de María.
Obra de María se llama por su típica espiritualidad que, “a semejanza de
María”, quiere ofrecer Cristo al mundo espiritualmente; Obra de María también
por la variedad de sus componentes y su difusión universal. La presidencia de
este Movimiento, de hecho, será ejercida siempre por una mujer laica.
“Focolare” era el nombre popular que se le daba en sus orígenes, y
significa el fuego del hogar, la presencia de Jesús en medio de las personas,
fruto del amor reciproco.
Chiara cultivó la amistad con Papas, Jefes de Iglesias, fundadores de
Movimientos, personalidades políticas y civiles. Entre sus
muchos reconocimientos cuenta con el Premio Unesco de Educación para la paz
1996 y el Premio Europeo de los Derechos Humanos 1998. Su causa beatificación se encuentra en la
última fase en la Congregación para las Causas de los Santos.
La vocación específica del Movimiento de los Focolares es
la Unidad, la Fraternidad Universal.
Su finalidad, contribuir a la realización del Testamento
de Jesús: “Padre que todos sean
uno” (Jn 17,21).
(Refugio).
Lo característico de esta espiritualidad es ser
comunitaria o “colectiva” como decía el Papa Pablo VI. Hacernos santos juntos.
La espiritualidad
de la Unidad se fue perfilando por obra del Espíritu, paso a paso, en el alma
de Chiara y de sus primeras compañeras y compañeros, ya con las mismas
circunstancias de la segunda guerra mundial, que azotaba terriblemente la
ciudad de Trento:
3/ Vivir el
Evangelio con radicalidad, alimentarse cotidianamente de la palabra de Dios
para cumplir esa Voluntad.
+2.000.000
son los adherentes del Movimiento de los Focolares presentes en 182 países.
25 son las ciudadelas con casas, escuelas,
actividades laborales y lugares de oración.
+1.000 son las empresas que se inspiran en los
principios de la Economía de Comunión.
+1.000 son los proyectos de desarrollo
internacional gestionados por el Movimiento de los Focolares.
+11.000 son los chicos y los niños ayudados a
través de 93 proyectos para la infancia en 48 países.
20 son las casas editoriales en el mundo; revista
“Ciudad Nueva” con 32 ediciones en 21 idiomas.
El Movimiento en Cádiz
A partir de los años 70 ha habido en Cádiz un pequeño grupo de familias que
ha conocido el Movimiento en alguna de las Mariápolis que se celebran
anualmente en España. Somos pocos, pero, unidos a la vida y el espíritu de todo
el Movimiento en el mundo, procuramos estar presentes en la diócesis y en
nuestras respectivas parroquias, animando la catequesis, la preparación a los
sacramentos, el bautismo, la confirmación y el matrimonio….
En estos años, nuestra pequeña comunidad ha cuidado la formación,
profundizando en cada uno de los puntos de la espiritualidad de la unidad,
mediante temas preparados en el Centro del Movimiento y expuestos sencilla y
adecuadamente entre nosotros, siempre abiertos a la participación de otros,
conocidos, amigos…. La parroquia de San Agustín, en ese sentido, nos ha
brindado estos años la posibilidad de reunirnos.
Cada mes intentamos practicar y difundir (en papel en varias parroquias,
por email y por washap) la Palabra de Vida, compartiendo luego nuestras
experiencias. Es una práctica que nació con el Movimiento: tomar una frase de
la Escritura, guardarla en el corazón y aplicarla a las circunstancias del día.
Vivir la Palabra es garantizar la presencia de Jesús entre nosotros.
Todos los días difundimos también el Pasapalabra: una frase sencilla,
inspirada en la Palabra de Vida del mes, en los momentos fuertes de la
Liturgia o en eventos significativos de
la Iglesia.