¡Qué delicia el gozo del bebé cuando su madre le habla! No entiende las palabras, pero entiende el amor. Dios nos está hablando desde que nacemos. Ojalá nuestros oídos reconozcan su Voz y gocemos de ser hijos cumplidores. (P.M.)
La Palabra de Dios trae alegría a nuestra vida porque es capaz de salvarnos. Da sentido a nuestra fe, nos enseña a discernir entre el bien y el mal, y graba en nuestro corazón las normas del amor.
Una vez implantada en nosotros, da sus frutos: sabiduría, pasión y celo por las cosas de Dios; y nos prepara para la acción del Espíritu Santo en nosotros.
Para que la Palabra tenga sus efectos en nuestras vidas, debe haber coherencia entre el creer en su potencia y nuestro actuar.
Adherir a la Palabra de Dios significa, por lo tanto, vivir, poner en práctica, dar testimonio de su veracidad y su poder transformador.
La Palabra trae alegría porque es el Verbo de Dios. Es el camino, la verdad y la vida. La Palabra genera Jesús en nosotros.
Viviendo la Palabra experimentamos, con las debidas proporciones, la felicidad de María que generó a Jesús en su vientre.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
apoloniocnn@gmail.com