Nos alejamos del Bien y la Verdad en la medida que llenamos el mundo de acusadores. Solo quien se quita primero "la viga del propio ojo" puede denunciar, por amor, la mota en el ojo de los demás. Es "ley fundamental de la perfección humana". (P.adre Manolo Morales o.s.a.)
Debemos dejar la posibilidad de regreso a quien nos ha ofendido, debemos darle una segunda oportunidad. Así como Dios lo hace con cada uno de nosotros. Para esto, es necesario llenar nuestro corazón de misericordia.
La fuente de misericordia infinita es el corazón del mismo Jesús. Es en Él que debemos buscarla. Es de Él que debemos aprender.
Él no esperó el arrepentimiento de sus verdugos, sino que pidió al Padre por ellos, le pidió que los perdonase por el mal que le hicieron.
No condenó a la mujer pecadora, sino que le enseñó a amar y a no pecar más.
Acogió con misericordia al ladrón que moría a su lado.
Nos enseñó a perdonar setenta veces siete; ofrecer la otra mejilla; caminar dos millas con quien nos pide que caminemos una; dar también el manto a quien nos pide la túnica.
Él nos encomendó no juzgar ni condenar, sino ser misericordiosos como nuestro Padre es misericordioso.
Es decir, nos enseñó a tener un corazón misericordioso.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento