Como ama el Padre del cielo "que hace salir su sol sobre malos y buenos"; como ama la Virgen Madre a personas y pueblos. La fraternidad universal -sentir a todos como hermanos y hermanas- no se logra con nuestros sentimientos. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Cada mañana pido a Dios que me dé la misma apertura de corazón de Jesús: saber amar a todos sin hacer distinciones de ningún tipo.
Jesús acogió a los pecadores, a los enfermos, a los pobres, a los extranjeros, a los niños. Es decir, acogió a todos. Quienes se acercaban a Él no se sentían rechazados.
Pido la gracia de tener un corazón semejante al Suyo: manso y humilde, para saber acoger y amar a cada uno como le gustaría ser amado.
Con prontitud, acoger y dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo; acoger y visitar a quien estuviera enfermo, preso o sólo, al anciano despreciado, al niño abandonado. Amar a todos sin hacer distinciones y escuchar un agradecimiento del mismo Jesús, que toma cada acto hecho al prójimo, como hecho a él mismo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento