Gracias a Dios proliferan en el mundo esas comunidades de toda raza, cultura y religión. Se trata de "nacer de nuevo" cada mañana, abrir los ojos y descubrir en las personas hijos e hijas de Dios. No hay hermandad sin ese Padre común. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Debemos cultivar sentimientos fraternos hacia todos, superando todo tipo de prejuicios y eliminando todas las barreras que nos impiden ir al encuentro del otro para tratarlo como hermano.
Sabemos que los más grandes obstáculos para la fraternidad están dentro de nosotros, en nuestros apegos culturales y vecinales, en nuestras concepciones y convicciones.
Dejemos que el amor mutuo prevalezca por sobre todo e invada nuestro corazón y nuestra alma, para que vivamos en nuestras comunidades como hermanos y hermanas.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento