Por el bien del Proyecto de Dios, que es elevarnos y elevar el mundo con el Amor. Es tan pegajoso y oculto el instinto egoísta, que me conviene examinar cada mañana el corazón. Para discernir y limpiar y dejar, en el fondo, de exigir. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
La pureza de corazón nos da el gran premio de poder ver a Dios (Cf. Mt. 5,8). No sólo cuando lo encontremos cara a cara en el Paraíso, sino cada día cuando reconocemos su presencia en cada prójimo.
Amar sin esperar retribución; servir sin exigir ser servido; dar sin esperar nada a cambio.
Quien ama con esa medida, experimenta una gran libertad, porque libremente tomó la decisión de hacerse servidor de todos.
Entonces, a quien se hace siervo por amor, Dios lo trata como a un hijo muy amado y nunca se aleja de él.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento