El pensamiento del lugar adonde viajamos es lo que hace llevaderas las incomodidades del viaje. Si Dios nos llama a una vida eterna, lo sabio es preguntarse de vez en cuando: ¿Qué vale esto -que vivo o sufro- para la eternidad? (Padre Manolo Morales o.s.a )
Nuestra mayor eficiencia está en trabajar juntos. Por más brillante que sea una persona, cuando actúa sola, termina chocando con sus límites.
Cuanto más nos conocemos, más sabemos hasta donde podemos llegar.
Confiar en Dios es creer en lo imposible. Él sí, no tiene límites y nos lleva más allá de nuestras expectativas.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento