¡Cuánto bien y cuánto mal nos hacemos mutuamente estimándonos o desestimándonos! Dependemos tanto del juicio de los demás, que nos va en ello la vida. Dios es, por eso, implacable con nuestros malos juicios. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Hay personas que, efectivamente, muestran más sus defectos en su relación con los demás. Hasta el punto de parecer dominadas por el mal.
Pero, cómo las ve Dios?
Como alguien irrecuperable o como alguien que puede ser transformado por su amor infinito y misericordioso?
Nuestra pequeña parte puede ser reconocer y valorar las cualidades de los demás; resaltando lo positivo que hay cada uno; cubriendo todo con amor para que la estima recíproca crezca y predomine en nuestros juicios a los demás.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento