La comunión generada por el amor nos hace estar abiertos para acoger a quien sufre. Nos lleva a vivir la Regla de Oro, que es: hacer por los demás lo que nos gustaría que hicieran por nosotros.
Esto, no sólo en las dificultades materiales, sino también en situaciones difíciles de todo tipo: separaciones, enfermedades, soledad, duda e inseguridad, angustia y desesperación.
Que nuestra presencia sea consuelo y alivio para todos. Tal vez no tengamos la solución a los problemas, pero el amor ciertamente trae consigo luz para quien la necesita.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento