Servicios humildes, gestos sencillos, sin palabras... Conseguimos así mantener vivo y concreto el amor; liberados del peso de nuestro "yo", nos elevamos por encima de lo caduco y rutinario. Porque "el amor no pasa nunca". (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Quien ama con verdadero espíritu de servicio empieza por las pequeñas cosas, aquellas que desde el punto de vista humano parecen insignificantes.
Prestar un bolígrafo, recoger un objeto del suelo, ofrecer el lugar para sentarse o ceder el lugar en la fila del banco. Hacer gestos de amor sencillos, sin esperar nada en cambio, es una actitud fundamental para hacer el bien en las pequeñas cosas.
El valor más alto de amor a Jesús reside en su gratuidad y no en su grandiosidad.
“Si quiere servir a Dios, haga pocas cosas pero hágalas bien” (Francisco de Asís)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento