Son semillas nuestros deseos. Y lo que sembramos, eso cosecharemos. Sembrar malos sentimientos en este mundo, es corrompernos; sembrar, en cambio, deseos de bien para todos, será cosechar del Espíritu vida eterna. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Para que el bien del otro suceda, lo ayudo, aconsejo, oriento, enseño, corrijo y, sobre todo, doy ejemplo.
Para que el bien del otro suceda, rezo por él, me sacrifico, renuncio a mis apegos, “me hago uno” con él en todo, menos en el pecado, porque para él debo ser un testimonio coherente.
El otro no es anónimo, no es un concepto, es una persona. Es aquél que está a mi lado en el momento presente, el que se cruza en mi camino; en la calle, en el tráfico, en el supermercado, el vecino de casa, el jefe, el subalterno. Son todas las personas que encuentro. Quiero el bien de todos y de cada uno en particular.
Querer para los demás, el bien que quiero para mí.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento