A superarnos, a mejorar, a no desfallecer... Como hace felices a los padres que sus hijos, incluso crecidos e independientes, les pidan algo, ¿podrá extrañarle a Dios que le necesitemos? ¡Humildad, humildad! (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Una ayuda muy importante, que a veces olvidamos pedir y cuesta aceptar, es la corrección fraterna. Permitiendo que los hermanos nos ayuden también en ese sentido: que nos muestren dónde debemos cambiar para mejorar.
Cuando practicamos con humildad y amor este tipo de ayuda entre nosotros, el progreso espiritual es colectivo, crecemos juntos.
Recorremos juntos, por así decir, el camino de la santidad.
Dios nos quiere justos y santos y sólo podremos lograr este objetivo con Su ayuda y la ayuda recíproca.
Abrazos,
Apolonio Carvalho