Ojalá lo hayamos experimentado: ese silencio atento y amoroso de quien nos ha escuchado hasta el fondo, ha sido "la palabra" más luminosa y sanadora que se nos podía decir. "Lentos para hablar y prontos para escuchar". (Padre Manolo Morales o.s.a.)
El ejercicio de escuchar atentamente la opinión de los demás, puede enriquecernos y nos hace descubrir cosas nuevas y mejores.
Sobre todo, es un verdadero ejercicio de amor al prójimo.
Saber escuchar es saber olvidar por un momento la propia opinión y ser humilde, para conocer perfectamente y eventualmente aceptar la del otro.
Trabajar juntos es mucho más rico y provechoso para todos.
Amar es también escuchar y valorar la idea del hermano.
Escuchar a los demás significa también, estar atentos a sus necesidades y escucharlos, para que se sientan acogidos y amados.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento