El amor entre nosotros y el amor a Dios pueden volverse rutinarios. Es una llama el amor que es preciso alimentar. Darlo por supuesto deja fría e insulsa la convivencia. Contra la pereza del corazón, la diligencia de los hechos. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
El milagro del amor construye el mundo, destruyendo todos los obstáculos. El amor concreto subyuga la envidia, la impaciencia, la violencia y todos los vicios.
El poder de generar y regenerar está presente en el amor. Da valor a todas las cosas y eleva el gesto más simple a nivel de heroísmo.
Quien ama a su prójimo como a sí mismo, ya cumplió todas las leyes, preceptos y reglas, y celebra el más sublime y agradable culto a Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento