Para no acostumbrarme a tanto odio y tanta guerra, me bastará cerrar los ojos, penetrar en mi interior y leer en los labios de Dios la pregunta que le hace a Caín: "¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando". (Padre Manolo Morales o.s.a)
Cuando rezamos por la paz, debemos empezar pidiendo por tenerla en nuestro corazón, para que seamos verdaderos constructores de paz, para que seamos portadores de lo que estamos pidiendo.
De esta manera podemos influir en el ambiente donde vivimos, y a través de la oración, también todos los demás lugares donde hay conflictos.
El poder de la oración es inimaginable, pero su efecto depende de nuestra adhesión y coherencia con lo que le pedimos a Dios.
Podemos rezar por la paz y ser de paz: ser personas pacíficas y pacificadoras.
Por lo tanto, cuando rezamos por la paz, ante todo tengamos paz dentro de nosotros.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento