"Cuando necesitemos el cuidado de nuestro prójimo, no nos sintamos humillados. Seamos conscientes de nuestra propia dignidad, y de todo corazón agradezcamos a quien nos está ayudando. Pero el mayor agradecimiento lo reservamos a Dios, que ha hecho el corazón humano caritativo".
Chiara Lubich
Por muy familia que seamos, por muy gratuitamente que nos amemos, el amor bueno es siempre recíproco: un amor que va y vuelve, hace así vigorosa la convivencia, atrae la presencia de Dios y construye la vida común. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Es muy saludable acordarse de agradecer al otro por todo gesto que hace por mí, pequeño o grande.
Me doy cuenta que cuando agradezco, alimento la generosidad en mí y también en el otro.
Me atrevo a decir que la gratitud es la fragancia de las relaciones, volviéndolas armoniosas y acogedoras, atrayendo a más personas al círculo de esa amistad.
La gratitud sincera hace parte de la retribución del gesto recibido, incluso si el otro lo hizo de forma gratuita y sin intereses.
Cuando agradezco al otro por sus gestos, la gratitud se convierte en mi identidad. Y es con esa identidad que quiero presentarme un día ante Dios, como un eterno ¡gracias!
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento