Superando incluso mis estados de ánimo (que no serán siempre de fiesta). Dar sin alegría lo que ya doy por deber, es privarlo de su valor más precioso: el corazón, la humanidad. ¿Y no es eso lo que más necesitamos todos? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Si estos dos elementos no están presentes, sentiremos la privación de lo que estamos dando.
Cuando donamos con total desapego y con extrema generosidad, nuestra donación no sólo es algo, sino que es nuestro propio ser que damos al otro. Y si lo hacemos con alegría, la misma alegría se multiplica en nuestro corazón.
La felicidad que nace en nuestro corazón es fruto del amor de Dios por nosotros, pues Él ama a quien da con alegría. (Cf. 2Cor 9,7)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento