Cuando la vida providencialmente nos pone en condición de acompañantes, cuánto desapego y generosidad de corazón necesitamos para no atar ni crear dependencias, sino respetar la libertad y el camino de cada uno, (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Para evitar esta tentación, debemos entregarnos completamente en las manos de Dios.
Nuestro deseo no se anticipa a los tiempos y no recupera el pasado. Así como los frutos de la siembra no llegan antes del tiempo previsto.
Nuestra función es preparar el terreno, plantar la semilla, cuidar la planta, podarla con firmeza y esperar el fruto a su debido tiempo.
Debemos podar todo lo que nos impide dar buenos frutos, pero sabiendo esperar el momento adecuado, el tiempo de Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento