Cuando el amor se apaga, hasta el rostro se nos oscurece. El amor es como la dinamo que transforma en energía y luz la voluntad del corazón. Costará luchas a veces el amor; pero es nuestra vocación: ser "luz del mundo". (Padre Manolo Morales o.s.a.)
No es fácil, porque no siempre Su voluntad coincide con la nuestra.
A veces nos engañamos a nosotros mismos y tratamos de convencer a Dios de que haga nuestra voluntad. Nos olvidamos de lo más importante, amar. Servir al hermano es la condición para que Dios se manifieste en plenitud.
Quien ama escucha Su voz, quien ama recibe Su luz.
Conclusión: debemos pedir Su luz, debemos rogar que nos ilumine, pero sólo seremos iluminados si amamos.
Amar al prójimo como a nosotros mismos, amarnos unos a los otros, amar a todos. Así es como podemos hacer que la luz dentro de nosotros venza. Éste es el camino para estar siempre iluminados por el Espíritu de Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento