Sufre la planta cuando no se cuidan sus raíces. Sufrimos nosotros tontamente cuando todas nuestras energías se centran en las obras externas y el bienestar material, y olvidamos la salud del alma, nuestra vida espiritual. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Necesito aprender a orar con Jesús: mantener un coloquio constante con el Padre, sumergirme en la realidad trascendente y conocer a Dios que se revela dentro de mí.
La oración debe llevarme a la acción, debe llevarme a amar al prójimo y descubrirme uno con él: en sus dolores y en sus alegrías, en plena comunión.
La unión con los hermanos y hermanas refuerza la unión con Dios. Amar al otro es: también, cuidar de la vida interior. Por lo tanto, amar es orar y dirigirse a Dios diciendo: “No hay duda que he visto a Aquel que me ve.” (Gn. 16,13)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento