Cuando el amor, madurando, nos cura la soberbia y nos empuja a servir y no a ser servidos, empezamos a entender una Palabra de Dios que transforma el mundo: "Los últimos serán primeros y los primeros, últimos". (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Evitemos preferir a los ricos y poderosos, contentándonos con sus migajas. No deben ser excluidos, pero deben ser tratados como iguales y sin privilegios.
Aquellos en quienes identificamos el rostro de Jesús crucificado, estos deben ser elevados a la dignidad de hijos de Dios y deben tener nuestra predilección.
Que Dios a través de nosotros haga que los últimos sean los primeros
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento