Como hace Dios; como hace la madre por el hijo más débil. Está tan lleno de "últimos" este mundo, que no me faltarán las ocasiones. Pero solo las descubriré si procuro yo también ser "el último y el servidor de todos". (Padre Manolo Morales o.s.a.)
En tiempos de Jesús, los niños, antes de los 12 años, no eran valorados. Así como los pobres, los enfermos y las viudas. Eran los últimos de la sociedad. Y Jesús los prefería, sin despreciar a los demás.
Hace más de 32 años, como profesional de la salud, decidí dedicarme casi exclusivamente a las personas afectadas por la lepra. Una enfermedad milenaria que todavía hoy lleva una pesada carga de prejuicios estigmatizantes.
Preferirlos, trabajar por ellos y para ellos me hace vivir la experiencia propuesta hoy en la frase del día.
A través de los medios que ofrece la medicina, trato de ser esa mano de Jesús que los toca y los sana, como menciona Marcos 1,40-42.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento