Cuando hemos aprendido a escuchar, saborear y vivir la Voz de Dios, no hacerlo un día es como quedarnos sin comer, desnutridos. ¡Con qué arte y emoción lo explicaron anoche los jóvenes en la JMJ! (www.vatican.va). (Padre Manolo Morales o.s.a.)
A quién no le gustaría vivir todos los días, el día entero, en compañía de Dios?
Pues bien, Él está presente en su Palabra. Estamos en su compañía cuando la vivimos.
En la Palabra de Dios encontramos orientaciones de cómo vivir todos los tipos de situaciones, de cómo enfrentar todas las dificultades; cómo vivir los momentos de alegría y de dolor. La Palabra puede ser una compañera de todas las horas.
Para esto, debemos meditarla con frecuencia, de preferencia todos los días, tratando de aplicarla en nuestro día a día.
Así, vamos a revestirnos de la Palabra y podemos llegar a decir cómo Pablo: “Ahora no vivo yo, es Cristo quien vive en mí.” (Gal. 2,20)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento