Es nuestro "oficio", unir: desterrar de nosotros, por ejemplo, las dichosas habladurías e imponer nuestro silencio cuando otros las fomentan. Hablar mal de los demás será entretenido, pero es envenenarnos y envenenar. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Todo esto es aceptable, siempre que no tenga la exclusión como principio.
Lo ideal es que el principio de aceptación recíproca esté por encima de cualquier tipo de asociación.
La respuesta para tener este equilibrio se encuentra siempre en el amor: un amor constante dirigido a todos y que toma la iniciativa de amar primero.
Puede haber distinción, nunca división; puede haber diferencia, nunca indiferencia; la forma puede ser variada, pero un solo objetivo, la unidad entre todos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento