"Quien quisiera comprar el amor, sería sumamente despreciable", dice la Biblia. No es malo desear ser correspondidos; es malo exigirlo. ¡Pero atentos, que nuestras pretensiones saben adornarse de bondad! (Padre Manolo Morales o.s.a.)
El amor verdadero es aquel que nos hace pensar y desear el bien de quien está a nuestro lado en el momento presente.
No importa quien sea: un amigo, un desconocido, alguien agradable o antipático; no importa la edad, la raza, la condición social, la profesión. Lo que importa es amar, estar al servicio sin hacer ninguna distinción.
Podemos hablar y pensar, pero volvemos siempre al mismo punto: amar.
Hacer el bien a todos sin pedir nada a cambio, sin pretender nada, para que nuestro amor sea puro y esté en sintonía con la naturaleza que nos rodea, donde cada cosa existe en función de la otra.
Amar, pensar en el bien de quien está a nuestro lado, para estar en sintonía, sobre todo, con Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento