Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo fuera salvo a través de él. (Jn 3:17)
"El Evangelio nos dice: 'Habrá más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento. Entonces, ¿no sería mejor para todos nosotros pecadores, como sin duda siempre lo somos, volver continuamente a la misericordia de Dios, también para darle algo de alegría mientras todavía estemos aquí en la tierra? " Chiara Lubich
Ser instrumento de misericordia es permitir que el amor y la compasión de Dios fluyan a través de nosotros para alcanzar a los demás.
Es un llamado a actuar con bondad, a perdonar y a acoger, incluso delante las imperfecciones humanas.
La misericordia no es solo un sentimiento, sino una acción concreta que refleja la esencia del amor divino.
Jesús, con sus palabras y acciones, nos mostró cómo ser instrumentos de misericordia. Él acogió a los marginados, perdonó a los pecadores y trajo esperanza a los desesperados.
Seguir este ejemplo significa estar dispuestos a escuchar, ayudar y ofrecer consuelo, incluso cuando esto requiera sacrificio.
Además, la misericordia nos transforma interiormente. Al practicarla, nos volvemos más humildes, pacientes y conscientes de nuestras propias limitaciones. Es un camino de crecimiento espiritual que nos acerca a Dios.
“Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.” (Mt. 5,7)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
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