Lo descubre San Agustín en su propia vida y en la sociedad que lo rodea: cada uno es lo que es su amor, vivimos según lo que amamos. Si cuido en mí esa raíz, nacida del Amor del Creador, de ella brotará siempre en mis hechos la bondad. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
No se trata de permisividad ni de egoísmo disimulado, sino de un llamado a vivir el amor como principio y criterio de todas nuestras acciones.
Quien ama de verdad no busca su propio interés, no hiere, no actúa por vanidad, ni por indiferencia.
El amor, cuando es sincero, guía las decisiones, purifica las intenciones e inspira actitudes de compasión, justicia y cuidado.
Por lo tanto, quien ama de verdad es libre de hacer lo que quiera, porque todo lo que hace estará impulsado por este amor que construye, respeta y valora la vida. Incluso podemos decir que quien ama de verdad no peca.
Donde hay amor, hay libertad, responsabilidad y fidelidad al bien.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento