Obrarlo, no solo pensarlo y sentirlo. Es exigencia natural: el bien tiende a hacerse visible, circular, difundirse. Como el árbol que ofrece sus frutos. Que ningún tipo de retraimiento nos lo impida. Somos semejanza del Sumo Bien. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
El verdadero trabajo por el bien nace del amor y del deseo sincero de transformar el mundo en un lugar mejor.
Un trabajo bien hecho, una palabra que edifica: todo esto tiene el poder de irradiar el bien.
Los frutos no siempre aparecen de inmediato, y a menudo enfrentamos ingratitud. Pero quienes siembran con amor y fe saben que el bien no se pierde: él, se multiplica silenciosamente, tocando los corazones.
Trabajar por el bien es colaborar con el plan de Dios en el mundo; es hacer de la vida un servicio de amor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento