Es la respuesta que tantas personas han dado a Dios, permitiéndole entrar en la propia vida y en la historia; la primera de todas, María Virgen, que nos abrió así las puertas de la vida. Mi llamada será más silenciosa, pero no menos real. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Estas palabras evocan el “Aquí estoy” de tantos en la historia de la fe, desde Abraham, pasando por María, y tantas otras personas hasta nuestros días.
Decir “¡Aquí estoy!” es más que una frase: es un acto de entrega por amor. Es reconocer que la voluntad de Dios es mayor y mejor que la nuestra, y que nos llama no porque seamos perfectos, sino porque quiere transformarnos y actuar a través de nosotros.
Que esta actitud de disponibilidad y fe nos acompañe hoy, en cada gesto, palabra y decisión.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento